27.12.10

Préstamos del inglés en la jerga económica

"¿Es posible evitar el sobreendeudamiento lingüístico?"

Por: Adriana Russo - División de Español, Departamento de Tecnología y Servicios Generales, Fondo Monetario Internacional - Washington, Estados Unidos

"Vivimos en una época de grandes cambios y avances técnicos y científicos. A diario se crean nuevos productos, reales y financieros, y se formulan nuevas teorías. A todos estos productos y teorías hay que darles un nombre, y suele suceder que el bautismo se celebre en inglés. A partir de allí las noticias vuelan y en poco tiempo esos productos aparecen en la prensa mexicana, española, argentina o chilena. ¿Pero cómo se llama el producto? Me referiré concretamente a un interesante producto de la ingeniería financiera, al que mencionaré en inglés inicialmente: la securitization. Este vocablo deriva de security, cuyo significado en inglés es título-valor. Se trata de un mecanismo financiero que permite movilizar carteras de créditos relativamente ilíquidos, por medio de un vehículo legal, a través de la creación, emisión y colocación en el mercado de capitales de títulos valores, respaldados por el propio conjunto de activos que le dieron origen; básicamente es la afectación de un crédito a un título. Securitization es un término que circula en inglés desde hace tiempo, al igual que sus equivalentes en español, pero creo que aún podemos decir que es un neologismo. Mis primeras averiguaciones sobre el tema, hace años, me llevaron a la conclusión de que este producto recibía por lo menos los siguientes nombres en español: titulización, titularización, bursatilización y securitización. En el campo de la titulización de derechos de crédito futuros, un mecanismo financiero particularmente innovador, se presenta toda una gama de términos nuevos para los que es improbable que se impongan soluciones puramente castizas, entre ellos los términos paythrough y passthrough. El vocabulario financiero se caracteriza por un mayor número de extranjerismos o anglicismos patentes (por ejemplo, split, call, put, hedge) mientras que el vocabulario de la ciencia económica y el vocabulario comercial están integrados tanto por extranjerismos como por calcos. El ejemplo del término securitization confirma que la comunicación conlleva inherentemente la variación, explicitada en distintas denominaciones para el mismo concepto."

17.12.10

180 days of summer

Jamás hubiera pensado que esto me ocurriría. Ni en mis más remotos sueños pensé que me iba a cruzar con alguien como vos.

Porque EL CAMBIO EMPIEZA UN DÍA (?) ... Y un día como cualquier otro, mi jefe nos anuncia que un alumno nuevo iba a empezar el curso, pero que no se trataba de cualquier alumno, sino del hermano del jefe mayor (?).

"Chicas, por favor, tratenlo bien, sean prolijas, no jodan, etc.", habían sido las palabras del jefecito.

¿Pero de qué me iba a preocupar si ni me dirigía la palabra? Siempre con C., never with me. Sin embargo las pocas veces que habíamos hablado los tres, siempre comentabamos que parecía re buen pibe, re simpático.

Yo estaba en otro planeta, lidiando con gente que mirá, mejor ni recordar! Pero recuerdo un día en el que me apoyé no sé en donde y lo vi sentado en una mesa leyendo y pensé... "es lindo, pero ni en pedo me mira a mi, qué me va a mirar..."

Una noche de aburrimiento absoluto, me cagé en todos los putos hombres de esta tierra y con C. empezamos a armar una lista de alumnos "dables".

"600 alumnos C., ALGUNO tiene que haber! Esto es como un semillero", dije yo, y así fue como empezamos. "Este?" "No, tiene novia" "Ah, este otro?" "Puede ser", "DT?" "E., es el hermano de L., no seas ridícula, nooooo" "Bueno C. sólo digo que me parece lindo, nada más" "Uff.."

Invierno. Mucho laburo. Entra. (Chan, ¿qué hago? Ya fue lo saludo como si nada) Justo una vieja chota nos empuja y quedamos pegados (Uff, ¡qué verguenza! Bueno, no importa, actitud actitud, dale que aca no pasó nada).

Esa noche, se quedó hasta las mil. Yo estaba en recepción y Cl. me dice "E. andá!" "¿A hacer qué?" "Ay, no sé a acomodar las sillas, a mostrarle el orto, aaaaaaaaaalgo!!!!" "No, vos estas drogada, ni en pedo, me da verguenza, además lo más probable es que esto sea un mal flash, dejate de joder... Bueno, voy, pero porque tengo que ir al baño". (Cuando vuelvo) "Cl. no me miró, para mi que estás inventando" (shshshs, que ahí viene)

Yo me paralicé. Traté de hacerme la canchera, porque cuando me pongo nerviosa o cuando estoy incómoda me sale el papel de payaso irónico para zafar la situación. Por suerte Cl. me piloteó la situación y le sacó toda la data importante a saber: Edad, dónde vive, si tiene novia, qué hace de su vida, etc.... Cuestión, que el muy caradura nos pide que lo agregemos al FB para arreglar y salir bla... Se va. "Agregalo a FB", me dice Cl.

Llegué a casa, lo agregué, me aceptó al segundo, y sin darme cuenta tenía una cita.

Al día siguiente, me pasa a buscar por mi casa y Dios mio estaba muy lindo (es terrible cuando sacas a alguien de contexto) y fuimos a cenar. Él hablaba y hablaba, yo fumaba y fumaba, estaba muy nerviosa y creo que el también...

"Yo a vos, te espero en Barcelona", me dice (chan!!!! nene, qué projectas????? me querés matar??????).
Me agarró una mano y nos quedamos en silencio (el menos incómodo del mundo), nos dimos el primer beso y fue mágico. Cosquillas, gente, cosquillas, muchas cosquillas en la panza, ni hablar de que fue el beso más dulce del mundo... Parecía como si en un segundo, todo alrededor hubiera desaparecido y solo quedaramos nosotros dos.

"No te puedo soltar", me dice.
"No me sueltes"

Y a partir de ese momento, me cambió la vida. Hoy estamos juntos hace seis meses y no me alcanzan las palabras para agradecerte todo lo que me hacés sentir, todo lo que me cuidás. Me tenés completamente enamorada y me hacés sentir la mujer más feliz del mundo. Te amo.

10.12.10

Three men, an Italian, a French and a Gallego went for a job interview in England.
Before the interview, they had to compose a sentence in English with three main words: "green", "pink" and "yellow".
The Italian was first: "I wake up in the morning. I see the yellow sun. I see the green grass and I think to myself, I hope it will be a pink day."
The French was next: "I wake up in the morning, I eat a yellow banana, a green pepper and in the evening I watch the pink panther on TV."
Last was the Gallego: "I wake up in the morning, I hear the phone "green...green...", I "pink" up the phone and I say:... "Yellow?"

1.12.10

Anna Palma





"El instante mágico nos ayuida a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Sufriremos, tendremos momentos difíciles, afrontaremos desilusiones, pero todo es pasajero. Y en el futuro podremos mirar hacia atrás con orgullo y fe"




29.11.10

The story repeats itself?


Es terrible comparar, yo sé. Sin embargo, no lo puedo evitar. ¿Por qué? Porque hay situaciones que me remontan a sensaciones que no me gustan. O sea, ya de por sí, que sea de la misma ciudad es un garrón. Volver ahí fue heavy metal para mí, no sé... soy muy "nostalguiera"... Creo que siempre pensé que había una sola "mitad" para cada persona y como demostré que esa hipótesis era una mentira absoluta, volver es recordar que eso que tuve no lo tengo más.


Ok. Tenés algo mejor -me autocontesto-, pero es raro.


Ponele que vienieron los amigos, ¿no? ¿Por qué me tengo que aislar como si él estuviera en otro país? Eso me hace acordar al otro que me hacía lo mismo. A ver, ya que se vaya siempre me da una sensación de abandono total, de inseguridad pura, porque me hace acordar a que el otro hacía lo mismo y mirá cómo terminó todo. Igual, por otro lado, entiendo que bueno, vienen una vez cada mil años y ni da que te hagas un ratito para tomar unos mates conmigo, si total yo te "tengo" el resto del tiempo.


Agregale a esto, la crisis interna que estoy teniendo.


La realidad es que me asusta. Me asustan estas similitudes. Y es una mierda.

23.11.10

La batalla cultural del español

El inglés, las nuevas tecnologías y las variaciones regionales son las presiones que soporta el idioma, que no se detiene: en EE.UU. los hispanos desplazaron a los afroamericanos y ya son la primera minoría étnica.


Por: Eduardo Villar.


"Una mancha lingüística en expansión, una lengua de migración y mestizaje". Esas son las palabras que eligió el escritor mexicano Carlos Fuentes para definir la lengua española. Esa mancha, formada por unos 400 millones de personas, admite una paradoja: crece y al mismo tiempo está en crisis. Hay un desafío y una batalla. El mapa en el que pelea por un lugar es el de un mundo globalizado donde el inglés, la lengua del imperio, es casi omnipresente. Hace poco se conocieron dos datos que dieron muchísima actualidad a la discusión sobre la situación del español en el mundo: el inglés y el español son las únicas lenguas en expansión y los hispanos se convirtieron en la primera minoría étnica de los Estados Unidos, desplazando a los afroamericanos. Son una nación dentro de una nación: 37 millones de personas —equivalentes a la población argentina—, que representan casi el 13 por ciento de los habitantes de Estados Unidos.
El español, rasgo central de la identidad cultural de los hispanoamericanos, soportará en los próximos años tres clases de presión. La primera es la inmersión en Internet y las nuevas tecnologías de la información, cuyos centros de desarrollo no son precisamente España ni Latinoamérica; la segunda, una difícil tensión entre el español de todos y el español de cada país, es decir, la necesidad de mantener la unidad sin perder la diversidad; la tercera, la fricción y el intercambio con el inglés.
La lengua es parte de la cultura. Además de servir para comunicarse, expresa una identidad cultural, y es un modo de pensar y de construir sentido. No parece casual que Fuentes haya comparado al español con una mancha, cuando el lema de la Real Academia Española, afortunadamente en desuso, parece la mala publicidad de un detergente: "Limpia, fija y da esplendor".
A veces uno puede elegir cuidadosamente las palabras. Bill Gates, por ejemplo, eligió la palabra Word para bautizar su procesador de palabras, que hoy es prácticamente el único que puede usarse para escribir un texto en una computadora. Dice al respecto Carlos Tomassino, director de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Tecnológica Nacional de Buenos Aires: "El que genera el software generalmente es un angloparlante, ése es el problema". Si hay algún terreno donde el español está perdiendo feamente, es en Internet, donde el inglés es casi una dictadura. "Hay una sociedad de países nucleados en la Sociedad de la Información, una entidad paragubernamental, donde el español es una lengua prácticamente inexistente, lo que equivale a la exclusión de 400 millones de hispanoparlantes —dice Tomassino—. Se usa el inglés y el francés y en menor medida, el alemán, que son las lenguas de los países donde se generan la mayoría de los contenidos de Internet. La clave, en el ciberespacio, son los contenidos". La dirección electrónica de la "Comunidad eñe", un grupo de entidades que representan a países de habla hispana en la red, parece un chiste trágico sobre la debilidad de la lengua española en Internet: www.comunidadene.com (así, sin ñ).
Tomassino, que preside la Fundación para el Desarrollo del Conocimiento (Fundesco), integrante de esa comunidad, habla con amargura de esa realidad del español en la informática. "Tenemos suerte de que haya un mercado de teclados para los hispanoparlantes, que somos muchos, y por eso les interesamos. Pero ya hace mucho, desde la época de las máquinas de escribir, que nos acostumbramos a lo que yo llamo el qwertyismo, (la primera línea del teclado es qwertyuiop) que es la disposición de las letras del teclado pensada por y para angloparlantes. Nos hemos adaptado a esa disposición y ese ordenamiento del teclado. Es algo que nos ha penetrado de una manera increíble, cuando nuestras manos escribirían mucho más rápidamente con otra disposición". Nueve de cada diez hispanoparlantes son latinoamericanos. Los españoles son menos del diez por ciento. A la Real Academia Española no se le pasa por alto que la mayor vitalidad y el futuro de la lengua está en América y, por lo tanto, en los últimos años ha decidido abandonar la actitud de entidad normativa y rectora del idioma que todavía le adjudica el imaginario colectivo de los hablantes de español.
Españoles hay muchos
La imagen que busca ahora la Real Academia es mucho más horizontal y democrática. Quiere ser, casi, una más entre las academias nacionales de Hispanoamérica. De este lado del Atlántico, son muchos los escépticos y suspicaces respecto de la claridad de esas intenciones, pero lo cierto es que el director de la Real Academia, Víctor García de la Concha, ha viajado por lo menos 30 veces a América latina y visitó en 19 ocasiones las academias hispanoamericanas, la filipina y la estadounidense. El objetivo explícito es desarrollar una política panhispánica donde las academias trabajen por el español de todos y, al mismo tiempo, por el que se habla en su país. Mantener esa tensión entre un español que sigan sintiendo como propio 400 millones de hablantes y los más de veinte que se hablan en cada país —coinciden los especialistas— es el mayor desafío que enfrenta la lengua de Cervantes. En tren de demostrar que sus intenciones no se quedan en anuncios, la Academia publicará el año próximo el diccionario panhispánico de dudas y una Nueva Gramática de la Lengua Española, con expectativas de igualar las ventas del diccionario editado en 2001, que superaron los 750.000 ejemplares. De ese total, medio millón se vendió en Iberoamérica.
La Real Academia Española tiene un lugar en la larga lista de víctimas de la ironía certera de Jorge Luis Borges. El escritor solía decir que la Academia servía sólo para que su diccionario incorporara, de vez en cuando, el nombre de algún yuyo. Pero los tiempos han cambiado. Hoy el diccionario tiene el propósito de acopiar la diversidad lingüística hispánica, de modo que se está incorporando cantidad de americanismos. En ese trabajo tienen un papel central las academias nacionales, que deciden cuáles son las palabras más divulgadas en cada uno de los países y que merecen incluirse en un diccionario que represente a todos. De la misma forma, el diccionario panhispánico de dudas recoge problemas lingüísticos que se presentan en toda el área hispanohablante y a los que, por consenso, se intenta dar una respuesta. El objetivo es enfrentar el gran problema que tiene hoy el español: cómo mantener su unidad interna."Ahora hay una relación más interactiva de la Real Academia con las academias nacionales, pero yo creo que se trata, sobre todo, de una cuestión de mercado y que los españoles están dispuestos a imponerse en el mercado. Ahora España es un gran vendedor de libros, y un gran traductor como antes lo fue la Argentina". Quien lo dice es Alejandro Raiter, profesor de Sociolingüística y Psicolingüística y director de tesis de postgrado en la UBA. Más allá de las intenciones comerciales que pueda tener España, Raiter considera que hay que acompañar a la Real Academia en su política panhispánica. "Si no —explica—, vamos a empezar a pelearnos entre nosotros, los países latinoamericanos. Ahora todos decimos que la Real Academia no nos respeta lo suficiente, pero todos estamos de acuerdo con eso. En cambio, el día que tengamos que decidir entre el tú y el vos, va a ser un lío. Hay una tensión muy delicada entre la unidad y la diversidad". La enorme mayoría de los especialistas coincide con ese diagnóstico sobre cuál es el mayor riesgo que corre el español en el mundo. "Veinte países en un área lingüística inmensa —dice José Luis Moure, profesor de Historia de la Lengua (UBA), Investigador del CONICET y miembro de número de la Academia Argentina de Letras— implica una enorme dificultad para mantener la unidad. El reto es cómo hacer para que esto sea posible sin que todo intento de unidad sea visto como una forma de centralización. La única manera es que exista realmente un consenso de todas las naciones, según el cual convenga pertenecer a un dominio cultural común. Para esto, las naciones tienen que estar convencidas de que ese dominio cultural debe ser mantenido".
Palabras prestadas
Sin duda el escritor que más contribuyó a difundir en todo el mundo el imaginario social y cultural latinoamericano es el Nobel colombiano, Gabriel García Márquez. Sólo de su novela Cien años de soledad se vendieron unos 30 millones de ejemplares. Hace meses García Márquez dio otra sorpresa con su libro más reciente, Vivir para contarla: en pocos días vendió en Estados Unidos 50.000 ejemplares en español, obligando a editores y libreros estadounidenses a tomar muy en serio al mercado de libros en español. En realidad, los 37 millones de hispanos que viven en EE.UU. son, además de un enorme mercado de unos 270.000 millones de dólares anuales, una marca cultural profunda en el escenario estadounidense. Para algunos, la contracara de ese fenómeno es la invasión de anglicismos debidos a la velocidad con que aparecen nuevos términos en inglés que no tienen traducción al español. Según José Luis Moure, los anglicismos no son un problema grave. "Cuando se habla de los peligros del idioma —dice— inmediatamente se piensa en los anglicismos. Pero no hay lenguas puras, se construyen con incorporaciones permanentes de otros componentes léxicos. Qué sería de nuestro español sin los arabismos. Los galicismos en algún momento también fueron aterradores". Moure explica que, en buena medida, el fenómeno depende de necesidades técnicas concretas, de la falta de palabras específicas en nuestro idioma para nombrar cuestiones de la computación o la ciencia. Y agrega: "Si a esto se suma la incorporación de anglicismos por parte de los jóvenes, más permeables a las modas y a lo que imponen los medios, es muy difícil ponerle coto de manera consensuada entre todos los países de América. Pero yo creo que van a quedar las palabras que deban quedar y las demás van a desaparecer, como ha sucedido siempre". Alejandro Raiter coincide con este punto de vista: "Es cierto que hay mucho inglés en el español de hoy, pero no me preocupa. Esto en lingüística se llama 'préstamo'. Se toma prestada la palabra delivery, living o computadora (de computer). Pero en la medida en que, como computadora, pase a ser propiedad del español, o sea que entra en la morfología de nuestra lengua, no se lo vamos a devolver y va a ser español. Hoy se usa mucho 'faxear' por enviar un fax y probablemente en el futuro tengamos el verbo en el español, de la misma manera que hoy tenemos hamburguesa".
Los estudiosos también coinciden en que los idiomas no se degradan: cambian. Y recuerdan que si no fuera así, estaríamos hablando latín y no español, francés, italiano o rumano. Hay una diferencia importante, explica Moure, entre lengua escrita y hablada. "La gente habla perfectamente —dice— en la medida en que se haga entender, que es una de las funciones de la lengua. Pero hay una forma escrita, que tiene reglas necesarias para hacer de ella una lengua de cultura. Tiene que ser estructurada, con una gramática fija que permita el desarrollo científico, la ordenación y la exposición de las ideas. Es un código escrito, normativo, que debe ser respetado porque, si cada uno juega sus propias normas, el código se deshace y se acabó".
Lo que está en juego es, ni más ni menos, una lengua común que nos representa y nos da identidad frente al resto del mundo. Esa lengua, la nuestra, es uno de las poquísimos elementos de integración y de identidad real que tenemos. "Aunque de maneras diferentes —dice Moure—, todos hablamos este idioma. Y lo escribimos igual, nos permite comunicarnos en arte y en cultura, nos permite intercambiar universitarios, leer a Quevedo, a Borges, a Vargas Llosa o a Camilo José Cela. Es un prodigio. Una lengua que después de 500 años todavía sigue siendo legible. Es una maravilla".
Para Raiter, el español va a seguir cambiando, y habrá que hacer un esfuerzo grande en América latina para mantener la unidad lingüística. "La lengua va a cambiar siempre. Pero vamos a mantener nuestro español argentino —dice—, creo que estamos realmente muy lejos de perderlo. En el proceso, va a haber muchos neologismos y quizá vaya a haber también muchas palabras que entren en desuso, e incorporaremos, sí, muchas palabras en inglés". En otro momento, explica, pasó algo parecido con el francés. Pero ahora nos preocupa más porque sabemos que estamos en crisis y lo lingüístico es una de esas expresiones.

9.11.10

El joven rey Arturo fue sorprendido y apresado por el monarca del reino vecino mientras cazaba furtivamente en sus bosques. El rey pudo haberlo matado en el acto, pues tal era el castigo para quienes violaban las leyes de la propiedad, pero se conmovió ante la juventud y la simpatía de Arturo y le ofreció la libertad, siempre y cuando, en el plazo de un año, hallara la respuesta a una pregunta difícil.
La pregunta era: ¿Qué quiere realmente la mujer?
Semejante pregunta dejaría perplejo hasta al hombre más sabio y al jóven Arturo le pareció imposible contestarla. Con todo, aquello era mejor que morir ahorcado, de modo que regresó a su reino y empezó a interrogar a la gente: a la princesa, a la reina, a las prostitutas, a los monjes, a los sabios y al bufón de la corte. En suma, a todos, pero nadie le pudo dar una respuesta convincente. Eso sí, todos le aconsejaron que consultara a la vieja bruja, pues sólo ella sabría la respuesta.
El precio sería alto, ya que la vieja bruja era famosa en todo el reino por el precio exorbitante que cobraba por sus servicios. Llegó el último día del año convenido y Arturo no tuvo más remedio que consultar a la hechicera. Ella accedió a darle una respuesta satisfactoria a condición de que primero aceptara el precio: Ella quería casarse con Gawain, el caballero más noble de la Mesa Redonda y el íntimo amigo de Arturo. El jóven Arturo la miro horrorizado: Era jorobada y feísima, tenia un solo diente, despedía un hedor que daba náuseas, hacía ruidos obscenos... Nunca se había topado con una criatura tan repugnante. Se acobardó ante la perspectiva de pedirle a su amigo de toda la vida que asumiera por él esa carga terrible. No obstante, al enterarse del pacto propuesto, Gawain afirmó que no era un sacrificio excesivo a cambio de la vida de su compañero y la preservación de la Mesa Redonda. Se anunció la boda y la vieja bruja, con su sabiduría infernal, dijo: Lo que realmente quiere la mujer es ¡ser la soberana de su propia vida!
Todos supieron al instante que la hechicera había dicho una gran verdad y que el jóven rey Arturo estaría a salvo. Así fue: Al oír la respuesta, el monarca vecino le devolvió la libertad. Pero menuda boda fue aquella: Asistió la corte en pleno y nadie se sintió más desgarrado entre el alivio y la angustia, que el propio Arturo. Gawain se mostró cortés, gentil y respetuoso. La vieja bruja hizo gala de sus peores modales, engulló la comida directamente del plato sin usar los cubiertos, emitió ruidos y olores espantosos. Llegó la noche de bodas: ¡Cuando Gawain, ya preparado para ir al lecho nupcial aguardaba a que su esposa se reuniera con él, ella apareció con el aspecto de la doncella más hermosa que un hombre desearía ver!
Gawain quedó estupefacto y le preguntó qué había sucedido. La jóven respondió que como había sido cortés con ella, la mitad del tiempo se presentaría con su aspecto horrible y la otra mitad con su aspecto atractivo.
¿Cuál prefería para el día y cuál para la noche? ¡Qué pregunta cruel...!
Gawain se apresuró a hacer cálculos. ¿Quería tener durante el día a una joven adorable para exhibirla ante sus amigos y por las noches en la privacidad de su alcoba a una bruja espantosa? ¿O prefería tener de día a una bruja y a una joven hermosa en los momentos íntimos de su vida conyugal?
¿Ustedes qué hubieran preferido... qué hubieran elegido?

La elección que hizo Gawain está más abajo, pero antes de leerla tomen su decisión...
El noble Gawain replicó que la dejaría elegir por sí misma. Al oír esto, ella le anunció que sería una hermosa dama de día y de noche, porque él la había respetado y le había permitido ser dueña de su vida.

¿Linda historia, no?
PERO AHORA VIENE LO MAS IMPORTANTE: ¿Cuál es la Moraleja?
LA MORALEJA ES QUE NO IMPORTA SI LA MUJER ES BONITA O FEA, EN EL FONDO SIEMPRE ES UNA BRUJA.

4.11.10

Enseñar a pensar

Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:

Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de ponerle un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba rotundamente que su respuesta era absolutamente acertada.
Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo.
Leí la pregunta del examen y decía: Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro.
El estudiante había respondido: Llevo el barómetro a la azotea del edificio y le ató una cuerda muy larga. Lo descuelgo hasta la base del edificio, marco y mido. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio.
Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.
Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudio, obtener una nota mas alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.
Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.
Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada.
Le pregunté si deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema.
Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excusé por interrumpirle y le rogué que continuara.
En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: Tomo el barómetro y lo lanzo al suelo desde la azotea del edificio, calculo el tiempo de caída con un cronometro. Después se aplica la formula altura = 0,5 por A por t^2. Y así obtenemos la altura del edificio.
En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dió la nota mas alta.
Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta: "Bueno," respondió, "hay muchas maneras, por ejemplo: tomas el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio."
Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?
"Si," contestó, "éste es un procedimiento muy básico para medir la altura de un edificio, pero también sirve. En este método, tomas el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el número de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el número de marcas que has hecho y ya tienes la altura. Este es un método muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio. En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de precesión.
"En fin," concluyó, "existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con él la puerta de la casa del portero. Cuando abra, decirle: 'Señor portero, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo'."
En este momento de la conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar.
El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de física en 1922, mas conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.
Al márgen del personaje, lo divertido y curioso de la anécdota, lo esencial de esta historia es que LE HABÍAN ENSEÑADO A PENSAR.

Por cierto, para los escépticos, esta historia es absolutamente verídica.

Aprendamos a pensar, hay mil soluciones para un mismo problema,
pero lo realmente interesante, lo auténticamente genial es elegir
la solución más práctica y rápida, de forma que podamos
acabar con el problema de raíz...
y dedicarnos a solucionar
OTROS problemas.

30.10.10

Cien frases del buen colombiano, ¿las ha oído o dicho alguna vez?

1. A mi me gustan las cuentas claras y el chocolate espeso
2. Uno no es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo
3. Píntemela a ver y yo le digo cuantos pares son tres moscas
4. Ni que estuvieramos bravos
5. Durmió conmigo anoche o que, que no saluda
6. Hum, pero si esos dos son uña y mugre
7. Me la puso de pa´rriba
8. Que se va de playa, ¿no?
9. Hum, sobese que no hay pomada
10. Tengo un filo que si me agacho me corto
11. ¿Está que se las pela?
12. Y de principio que desea garbanzo o arveja
13. ¡Quite d íai!
14. Bueno se me van bajando del bus aquí todos
15. ¿Quien pidió pollo?
16. ¿Que hay pa´hacer? Pues empanadas que es lo que más se vende
17. ¡Ay no se me coloque asi!
18. Nanay cucas
19. Esto está más largo que una semana sin carne
20. Vayase por la sombrita
21. Hum, lo visto pero no lo alimento
22. Hum... comete alguito
23. Uy se ve que se toma la sopita
24. ¿Cómo está? Regular tres cuartos...
25. No, si nos tocó raspar fiesta como hasta las 5 de la mañana
26. Pilas..vengo pidiendo via como toyota nuevo en carretera destapada
27. Me sale lo comido por lo servido.
28. Oiga champion...
29. Eese man baila como un trompo
30. Hum, lo que le diga es mentira
31. ¿Y que? ¿Eso ya está listo?... Obvio si eso ya sale pa´pinturas (o pa´la foto)
32. Tan chistoso usted, ¿es que acaso tomó caldo de payasito?
33. Te vi
34. Uuuuyyyyyyyy se nos creció el enano
35. Dele chancleta
36. Hum, ese huevito quiere sal
37. Eso era puro ria que ria
38. No me abra los ojos que no le voy a echar gotas
39. No me levante las cejas que no voy a pasar por debajo
40. ¡Dichosos los ojos!
41. ¡Me extrana!
42. Milagrazo chinazo
43. ¿Qué se dice gente?
44. Chaos
45. Quiubos
46. Mi hace el favor y le baja al tonito
47. ¿Cómo va el trabajo hermanito? En la lucha, moliendo duro
48. ¡Hay que estar mosca papá!
49. Pa' que, pero ese man tiene madera...
50. Esa hembra está mas arreglada que muchacha de servicio en domingo
51. Porque sabe que hermanito, yo lo tengo entre ojos
52. Oiga usted que come que adivina
53. Hum, usted si mata un marrano a cantaleta, ¿no?
54. Mugre que no mata engorda
55. Lleguemosle a eso hermanito
56. Hum ese man es mas picado que muela de gamín
57. ¿Qu' está haciendo? "Aquí moliendo duro y parejo hermanito..."
58. Oiga sarnido, ¿quá se dice?
59. Uy, ese man si tiene suin
60. Tengo un filin...
61. ¡Jóven aún!
62. El que tiene tienda que la atienda
63. Aquí no se trabaja, ¡pero se goza que da miedo!
64. Usted está MFT, hum, pues miando fuera del tiesto
65. Hum, ya dijo...
66. Hum, no me alegro, ¡pero si me da un fresquito!
67. ¡Ese man está quecha chispas!
68. Hum, es que yo no le he contado, a mi me embiste la tecnología
69. Tengo una miada que me sabe la boca a champaña
70. Esa vieja es mas fea que un carro por debajo
71. Tiene mas patas que un chance
72. Pa' las que sean papa
73. A esta vaina no le cabe un tinto (en transmilleno)
74. Pongase chanclas
75. Tocó almorzar corrientazo
76. A ese man lo dejaron mirando paentro
77. Esa vieja sí que es guapachosa
78. El viejito esta capando cementerio o le pusieron la pijama de madera o lo pusieron achupar gladiolo
79. ¿Cómo se llama tu nombre? ¿dónde vive tu direccion?
80. Sr. taxista, lleveme al centro pero pilas con el muñeco en el taximetro
81. Señoras y señores, en el día de hoy les vengo ofreciendo la promocion de la rica y deliciosa fruna una en doscientos y tres en quinientos para mayor economía lleve seis en mil, el producido de esta venta es para pagar el arriendo ayudar en la comidita de la casa y el colegio de mis otros 8 hermanitos
82. ¿Sumerce se le ofrce algo?
83. Hagase el marica... y así se queda
84. Tome pa' la gaseosa (propina)
85. ¿Mono le limpio el vidrio?
86. Chilla más que un camionado de pollos
87. La cucha y el catano
88. Juega más que gato chiquito
89. Tome cervecita pa' que tenga que orinar
90. Un buen colombiano no orina solo
91. Vecina me da ñapa (vendaje encime etc.)
92. Juemadre, juemichica, jueldiablo y todos los juez que ud. ha escuchado
93. Mujer que no joda es hombre o tiene mozo
94. Jincho pero contento
95. Me eché un motoso
96. Le rompieron la cara y parte del rostro
97. Se rumbiaron a la hija del Felipe ese
98. Le llenaron la barriga de huesitos por andar de patisuelta
99. Indio patirajao
100. Dele forguar a este imeil pa que lo leigan en el ciberespacio

25.10.10

Las telenovelas ayudaron a homogeneizar el idioma español

Por Lucila Sigal. Buenos Aires, 24 oct (EFE)

Las telenovelas han hecho grandes aportes a la homogeneización del idioma español al utilizar un lenguaje comprensible para todos los televidentes, dijo hoy a EFE el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha. "Las telenovelas han contribuido mucho a neutralizar, a homogeneizar el español porque utiliza un lenguaje perfectamente inteligible por parte de todos los televidentes", explicó. Sin embargo, en una telenovela mexicana, un joven puede decir con toda naturalidad que va a tomar un "camión" para buscar a una "chava", algo que en boca de un argentino, por ejemplo, sería que va a tomar un "colectivo"para buscar a una "chica". García de la Concha matizó que si bien existen diferencias, todos pueden entender una telenovela porque el significado de los distintos términos "se deduce fácilmente del contexto". "Queremos ver cuáles son las normas de las grandes centrales de doblaje y de producción de estas series (...) Este tema está en estrecha relación con lo que llamamos la transversalidad del español, una lengua en la que todos podamos entendernos", subrayó. El académico español viajó a Buenos Aires para presentar el III Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebrará entre el 10 y el 13 de noviembre de 2004 en la ciudad de Rosario, a unos 300 kilómetros al norte de la capital argentina. García de la Concha también habló de los efectos sobre el idioma español de la emigración hispana a los Estados Unidos y fue contundente al decir que el famoso "spanglish" es un "mito comercial". "Es una lengua de laboratorio (...). Lo que sí existe es lo que se llama un fenómeno conocido en el mundo de la lingüística que es el de lenguas en contacto. Un idioma convive con otro y se están influyendo mutuamente", destacó. "Pero esa mezcla es absolutamente variada porque no es la misma la del Bronx de Nueva York que la de Chicago o la de California. Son completamente distintas y son mudables porque esa persona a medida que vaya conociendo el idioma irá perfeccionando su inglés y se convertirá en un bilingüe", agregó. Explicó que este fenómeno también se aplica al llamado "portuñol", es decir, la mezcla entre el español y el portugués. Por otro lado, García de la Concha dijo que otra situación de lenguas en contacto se da entre las indígenas y el español, donde éste último es utilizado como el idioma común a todos. "Muchas de las comunidades indígenas utilizan el español para entenderse entre sí (...). Los grupos de las 21 lenguas mayas, de la familia maya, que se hablan en Guatemala, por ejemplo, utilizan como lenguaje común al español", recordó. "En el plano de los estudiosos es una relación óptima porque los primeros especialistas en lenguas indígenas de América son académicos de la lengua española en las mismas comunidades", agregó. Con respecto a la presencia en internet, el director de la Real Academia Española reconoció que el español va por detrás de lenguas como el inglés y el francés, un idioma hablado por muchos menos de los 400 millones de hispanohablantes del mundo. "El motivo es que los pueblos iberoamericanos han llegado tarde a la revolución tecnológica, pero el índice de crecimiento muestra una curva ascendente", señaló García de la Concha. Por otra parte, el académico reconoció que el "inglés es una lengua dominante, que ocupa amplísimos espacios en el campo de la comunicación tecnológica, científica, del comercio, de las finanzas y eso hace que parezca que están avasallando". Pero "el español es un organismo vivo y, como tal, tiene salud y después pequeños catarros. Es una lengua en expansión, como es clarísimo hacia los Estados Unidos y Brasil", indicó. Para García de la Concha, cada hispanohablante debe ser responsable de su contribución al patrimonio común del español, que constituye una parte central de la identidad de los pueblos. "Más que un problema del español, habría que hablar de problema de los hispanohablantes y el sentido del empobrecimiento de uso que hacen de ese patrimonio riquísimo, acumulado a lo largo de siglos", concluyó.

6.10.10

Voces del uso periodístico actual

Por: José Perona Jesús Ferrero
La Verdad, 15 de febrero del 2004
La aparición del Nuevo diccionario de voces de uso del español actual, (Editorial Arco/Libros, S.L., Madrid, 2003) de Manuel Alvar Ezquerra, continuación del anterior de 1994, es un inventario impagable de la forma en que los periódicos más importantes de España y de algunos de los más importantes de Hispanoamérica nombraron el mundo de finales del siglo XX. El volumen, de 1.371 páginas, recoge 23.604 citas de palabras usadas en la prensa en más de cinco ocasiones como mínimo, palabras que se definen brevemente. No es un diccionario alternativo del Diccionario de la Real Academia Española, sino, como indica su autor, complementario. Prueba de ello es el índice de 1.286 de palabras y acepciones que se han incorporado al diccionario académico desde la primera edición de 1994.

Leyendo por encima la inmensa base de datos que contiene el libro, cabe resaltar la cantidad de palabras compuestas, una de las formas que tiene la lengua española para crear neologismos. Destacan por su amplitud las palabras que empiezan por los elementos compositivos y prefijos: auto-, bio-, ciber-, eco-, euro-, neo-, pseudo/seudo-, psico-, anti-, hipe -, in- inter -, mega-, micro-, mini-, pos/post-, pre-, pro-, re-, semi-, super-, ultra- etc.

De muestra, un botón. Las palabras compuestas por el prefijo anti– ocupan 50 páginas a doble columna y abarcan una gama infinita de estar en el mundo a la contra, mucho más allá de su primigenio uso médico:
antiabertzale
antiaborto
antiactriz
antialcalde
antiamericano
antiárabe
antiatlantista
antiautovía
antibakalao
antibelicismo
antiborbónico
anti buen rollo
antiburgués
antiburocrático
anticaca
anticacos
anticapitalista
anticaprichista
anticarisma
anticastellano
anticastrista
anticatalán
anticaza
antichino
anticiencia
anticinematográfico
antiClinton
anticoche
anticolonialismo
anticomercial
anticonstitucional
anticultural
antidogmático
No menos extensa es la nómina de anglicismos. Dado que el diccionario recoge las palabras de las páginas de la prensa referidas al automovilismo (aquaplaning, break), los negocios (business center, call girl), el cine (hardcore,making off), los viajes (superpex, conmuter), etc. e incorpora a su inventario revistas de decoración, de cosmética, de modas, de medicina, de tráfico, de psicopediatría, de naturaleza, amén de las páginas especializadas de los periódicos, los anglicismos abundan. Y puesto que es un diccionario de uso urbano (por eso aparecen palabras como cinturón rojo, downtown, macrociudad, macrourbe, megaciudad, megaurbe, superurbe, midtown, skyline, urbanícola, urbicidio, zona residencial), no es extraño. En la mayoría de los casos, los nuevos objetos, las nuevas enfermedades, las nuevas modas, vienen de la metrópoli imperial y como sucedió en otro tiempo con los arabismos o los galicismos, pasará mucho tiempo antes de que los anglicismos se adapten a la fonética española o se pierdan como nombres de modas transitorias. Así se explican los numerosos anglicismos del lenguaje de la informática (encriptar, enrutador, intranet, extranet, frame, genechip, groupware, i-worm), del deporte, especialmente del golf y del tenis (ace, bowling, break, fair-play, fly-surf, fourball, grand slam, greensome, hat trick, lob, major, paddle, play off,swing, wrestling), de los deportes de nieve (boarder cross, carving, snowcar) y del mar (round robin), la música moderna (rap, rave, rhythm and blues, scratch, smahsh house, thrash), de la economía y la bolsa (rating, chartista), de la ropa (burka, t-shirt), la moda (casual, gypsy-chic, street-fashion, victim-fashion) y los tejidos (camel, elastane, hot-pants, lúrex, tindari, tweed), de los sentimientos (feeling) de las patentes, de la televisión, del cine, de las nuevas marcas comerciales.
Otras palabras de uso recogidas en este diccionario y todavía no incluidasen el DRAE son grammy, mueble bar, alcaldable, reposabrazos, teletrabajo, fotorreportaje, genómico, mundialización, emilio (e-mail), así como numerosos arabismos presentes en la prensa y en la calle desde la Guerra del Golfo y desde la aparición en España de la nueva emigración de origen africano. Estamos, pues, ante un neoespañol, según la definición de Lázaro Carreter. Un español apresurado, urbano, propio de clases medias que, casi sin excepción, han abandonado u olvidado las ruralia, las voces tradicionales del campo y de la primera industrialización. Un español periodístico, trufado de anglicismos, a veces necesarios, a veces no, que necesita, tanto para las noticias como para los comentarios, nuevas palabras. Nuevas palabras que marcan una especie de aroma de la época: la construcción de la nueva Europa, las nuevas tendencias sociales del ocio y del turismo (acampada, botellón, burro taxi, motoesquí, turismo de aventura, turismo ecológico, turismo médico), el prestigio medioambiental (autosostenible, biocultivo, corredor verde, ecotasa, reserva natural), el retorno a la ecología (ecobús, ecodesarrollo, trekking, verde), el respeto por los demás (comercio justo), el impacto de la electrónica y las nuevas tecnologías (acelerador lineal, browser, chat, comecocos, conectividad, digitalizar, mensaje electrónico, e-commerce, edificio inteligente, infojerga, internauta), la preocupación por el cuerpo y la enfermedad (body building, cuerpo danone), la fascinación por los dinosaurios (la dinosauriomanía), las nuevas profesiones (nursera), las relaciones laborales (contrato basura), etc.
Al mismo tiempo, se crean, mediante elementos compositivos y prefijos, sustantivos y adjetivos para el debate, la descalificación, la admiración, la crítica. No hay político o personaje público (que sale en televisión) que no tenga su adjetivo (calificativo o descalificativo), y así nos encontramos con:
aboterado
agatizar
alanismanía
anguitista
buñuelesco
landismo
manzanesco
maragalliano
menemismo
versacesco
yelsinista o felipanco
giliada
mandagüévico
pinochear
polancomaquia
pujolandia
roldanizar
tejerada
Ni club de fútbol (carbayón, madridismo, pepinero, periquito, pucelano, vikingo, zaragocista). Ni moda social (madre de alquiler, swinger). Ni lo que se llama fenómeno sociológico (antisistema, insumiso, okupar, baby boom). Este diccionario, a medio camino entre los diccionarios especializados de lenguas técnicas y científicas y el diccionario de la RAE es un síntoma de que lo que se llama español urbano entra en una nueva fase: la estandarización del léxico periodístico de todo el ámbito de la lengua española.

27.9.10

Mark Lund





Mark Lund's detailed interior lifestyle photography plays upon the modern idea of "home".
His advertising campaigns for Cisco, LG, Chase, Best Buy, Sony, Samsung, Canon & Philips explore the ways we live with technology in the home. His food and lifestyle images have been featured in advertising for IKEA, Target and Wal-Mart.
Guided by a midwest upbringing- his images of modern americana present lifestyle in relaxed, precisely composed moments.
Mark is represented by Bernstein & Andriulli in New York City, where he lives with his wife Alyssa and daughters Hayden and Story.

24.9.10

Tras el último sueño, con pánico y a carcajadas


De chico le fascinaron los cristales, materia sólida a través de la cual se transparenta y a veces se desdobla y multiplica la realidad. Su escritura supo respetar esa fascinación temprana y nos legó una forma de espiar lo invisible. Aprendimos de él las frases truncas que se abren a nuevas instancias, supimos del juego peligroso de acechar el conocimiento prohibido. "Como un relámpago articulante que cuaja el cristal en un acaecer sin tiempo."


Por mi parte, poseo un cristal Cortázar y a veces lo contemplo a trasluz e intento compartirlo con otros. Se trata de un sueño, de un sueño recurrente. Julio me lo contó en diciembre del '83 en una larga tarde neoyorquina, a punto de volar de vuelta a París, y después para él fue lo que ya sabemos y su ingreso a aquello que no podemos saber: la muerte.


Han pasado veinte años. Un lapso que nos mueve a creer que por fin vamos a entender las cosas como pretendo entender aquel sueño. Veinte años después, dice Dumas padre y nos muestra la otra cara de los mosqueteros; veinte años no es nada, dice el tango y sin embargo todo ha cambiado; correrá un río de sangre y vendrán veinte años de paz, dice la profecía de don Bosco para la Argentina, que conviene revisar para que no se repitan los horrores. Veinte años tardó Ulises en regresar a Itaca. Y han pasado veinte años de aquel 12 de febrero tan lamentado. Como si se hubiera apagado una luz. Nos quedan los resplandecientes reflejos que irradia la caleidoscópica escritura de Cortázar. Y en el inasible tiempo, atrapado como en ámbar, el último sueño recurrente sigue palpitando allí donde los hechos y las cosas están a punto de transformarse en algo que ni siquiera podemos entrever.


Así es el mundo Cortázar, territorio de lo umheimliche, lo casero-siniestro; hay que irse asomando con cuidado.


Como aquella tarde mientras Julio me decía, con suave voz de arrastradas erres, que necesitaba tomarse un año sabático para escribir su novela. Pero tantos compromisos previos con los compañeros en Nicaragua, y ese encuentro de escritores en La Habana, y después un viaje a Buenos Aires para visitar a su madre, se lo impedían. Andaba con problemas de salud, y la novela esperándolo. "Me la debo, de distintas revistas me piden cuentos, obras de ficción, y con lo mucho que me gustaría escribirlos opto por mandarles un texto sobre los problemas latinoamericanos." Pero la novela, la novela... Fue el artículo determinante lo que me permitió arriesgar la pregunta que sospechaba "perdedora" de antemano. Quien alguna vez dijo que se sentaba a la máquina de escribir sintiendo sólo un impulso y emprendía la labor "como quien se saca de encima una alimaña", quien dijo de la obra que lo había consagrado en el mundo: "yo seguía escribiendo un libro del que no sabía casi nada", ¿qué me iba a contar de algo que era apenas una intención? Sin embargo le pregunté si tenía idea del argumento, y la respuesta que recibí como un regalo la repito porque es iluminadora de manera tangencial, cortazariana. No, me contestó Julio entonces; no tenía ni el menor atisbo del tema o del clima de la futura novela. Pero estaba convencido de que estaba ya armada en su cabeza, perfecta, completa. Se le había aparecido en un sueño recurrente en el cual el editor le entregaba el libro impreso, y al hojearlo él se sentía feliz. Por fin había podido decir todo lo que nunca antes había podido, aunar mundos, atravesar barreras, fusionar de la manera más limpia y menos dogmática aquello tan difícilmente fusionable en literatura: sus paralelas vidas de escritor y de activista político. Y no sólo eso: había encontrado por fin el acceso directo a lo inefable, a aquello que había estado persiguiendo toda su vida.


Y (hizo una pausa, atento al desconcierto que podía producirme lo que vendría) en el sueño no le sorprendía en absoluto que el libro impreso estuviera compuesto tan sólo por figuras geométricas: perfectas, elegantes y armónicas figuras geométricas. Un libro mucho más claro y comprensible que cualquiera de los otros nacidos de su pluma.


No sé si registrarlo acá (táchese si no corresponde) pero, naturalmente, una coincidencia (las coincidencias tan caras al autor de Octaedro) saltó en aquel instante. Porque me vi precisada a contarle que camino a nuestro encuentro yo había entrado en una librería para buscar un libro de Oliver Sacks que, pensé, le interesaría. Pero el libro estaba agotado. Sobre una mesa de saldos vi otro que despertó mi curiosidad y decidí comprármelo al regreso. Su título: Geometría Sagrada. Mis intuiciones, se ve, funcionan a medias. Quizá ocurra lo mismo con las intuiciones en general y aquello que Cortázar interpretó como un libro futuro estaba ya diseminado a lo largo y lo ancho de su obra.


Puedo pensar esto último ahora, veinte años después, en el entrecruzamiento de las improbables coordenadas que damos en llamar tiempo y lenguaje. "Rara baraja", habría dicho Julio, como el turbio encuentro surrealista del paraguas y la máquina de coser. La mesa de vivisección, lugar de la cita, podría ser en este caso el propio escritor que quiso verle el revés a las palabras, descubrir todo lo ominoso que las palabras enmascaran con una sonrisa, como él diría. Muchos años después, Baudrillard hablaría de la transparencia del mal que se deja vislumbrar tras los dichos y los hechos. Cortázar escuchaba ese latido sordo, Cortázar desesperadamente se enfrascó en una búsqueda que no muere con él, que renace con cada lectura y cada día porque las efemérides también tienen sus caprichos, tienden a encuentros fortuitos y en este 2004, al mismo tiempo que los veinte años de su muerte, se cumplen noventa de su nacimiento. Cifras redondas, cabalísticas, que hablan de las dos puntas imbricadas que él intentó siempre reconocer en simultaneidad, la muerte colándose en la vida para hacerla más viva. Porque su geometría no es la euclidiana, tan cómoda para la explicación, es la geometría del Secreto, aquella de los símbolos móviles, cambiantes.


En 1997 apareció una edición limitada, sólo para amigos, del llamado Cuaderno de Zihuatanejo, donde Cortázar menciona un sueño muy anterior --como un preanuncio del volumen final del que me habló-- que parecería ser premonitorio de la muerte. En ese libro, en una entrada de agosto de 1980, dice: "¿Cumplo hoy, tantos años después, lo que no fui capaz de hacer cuando soñé repetidamente ese sueño de la rue de L´Eperon? Porque en ese sueño yo abría siempre un cajón del escritorio y sacaba el texto [...] En el sueño el Libro era un enorme manuscrito como los que sin duda escribían San Buenaventura y Guillaume d´Occam y Roger Bacon y Pierre Abelard, grandes páginas de cincuenta por cuarenta centímetros, [...] mi libro final escrito con tinta negrísima y caracteres que nada tienen que ver con mi letra de la vigilia, algo no gótico pero decididamente arcaico, una especie de runas absolutamente ininteligibles para mí inclinado sobre el Libro con la indecible maravilla de estar comprendiendo que mi obra había llegado a su fin y era eso".


Por fortuna su obra no había llegado a su fin, aunque sí era y siguió siendo eso. Porque con temeraria inteligencia supo tejer en el lenguaje cotidiano una red de cazar significados. En el libro de conversaciones con Omar Prego, Cortázar cuenta cómo, de muy niño, le gustaba dibujar palabras en el aire, disfrutar de las formas inasibles de las palabras que disfrazaban otras palabras. En cada una de sus obras Cortázar nos da a entender que el vacío no es tal, todo lo contrario. Mejor dicho, es todo lo contrario y el vacío: una y la misma cosa.


Hoy, partiendo de Lacan, se dice que el ser humano es un extranjero en la casa de nadie: el lenguaje. Cortázar pudo haberse reído de tamaña pretensión porque supo llevar su extranjería al extremo y al mismo tiempo pareció sentirse perfectamente at home en la casa de nadie. Como nadie. Traductor de los mundos.


Grandes de la literatura han caminado el difícil filo hasta tocar con la punta de los dedos el vértigo de lo inefable. Pocos o ninguno lograron la mirada doble del que está inmerso en la búsqueda y a la vez observa al que busca y de a ratos se burla de ambos. Johnny Carter y su abominable biógrafo, ¿quién de los dos es el verdadero Perseguidor? Oliveira y Traveler, y todos los personajes que se encuentran en la ciudad de sueños de 62, en un modelo para armar que se nos desarma en las manos y se rearma a cada instante para brindar nuevas figuras donde el vampirismo es sólo una anécdota más de todo lo que estamos a punto de entender, con pavor. El horror y el humor bailan al unísono, no los une solamente la muy aspirada hache de la ironía cortazariana, también el espanto los une: "se explicará como en broma para despistar a los que buscan con cara solemne el acceso a los tesoros". Es un salto al vacío, posición postexistencialista que ávidos lectores de los años 60 acogieron como propia, rayueleando entre la tierra y el infierno, y donde se vieron en espejo. En espejo oscuramente, como por supuesto alentaba el maestro. Hoy podemos seguir compartiendo su búsqueda eterna, porque mucho más allá de Rayuela, de los inolvidables cuentos, de toda su obra de reflexión, está la apuesta que el sueño de la perfecta geometría pretendió clausurar pero para felicidad y angustia de todos los humanos --lectores y no lectores?sigue abierta: las palabras son lo único que tenemos, las palabras no alcanzan para comprender el misterio de la vida y de la muerte, pero son el andamiaje y tenemos que intentar alzarlo lo más alto, lo más excelsamente posible. Respetando el Misterio. Con pánico y a las carcajadas. Como nos enseñó Cortázar

Por: Luisa Valenzuela

19.9.10

Todos tenemos un Cortázar dentro nuestro


El próximo jueves se cumplirán veinte años de la muerte del gran escritor argentino y, en agosto, los noventa de su nacimiento. A modo de homenaje, Ivonne Bordelois evoca la figura y la obra del autor de Todos los fuegos el fuego y Luisa Valenzuela brinda un testimonio sobre la novela definitiva que "Julio", ebrio de absoluto, quería escribir meses antes de morir.

Julio Cortázar sufrió una doble excomunión en la cultura argentina: como representante de una apertura nueva y audaz en el campo de la imaginación, fue amordazado por el Proceso, pero también fue menoscabado por las valoraciones sesgadas, en lo político y en lo literario, que se abrieron paso después del Proceso. Arlt remplazó a Borges y Puig a Cortázar en los programas (o pogromos) académicos oficiales, como si la literatura argentina fuera una casa para escasos moradores. No se le perdonó su antiperonismo, como luego tampoco se le perdonarían su castrismo o su anticastrismo. Pero lo cierto es que el admirador de Keats, que dejó un libro tan espléndido como ignorado sobre su encuentro con el poeta inglés; el gran cuentista de "El perseguidor" y "Las puertas del cielo", el escritor conmocionante de Rayuela, el ensayista, lúcido e incendiario a la vez, de Ultimo Round y La vuelta al día en ochenta mundos, el poeta desconocido que todavía aguarda una lectura, merecida pero hasta ahora postergada, el Cortázar capaz de todos esos rostros nos ha dejado marcados para siempre, con todos los fuegos del fuego. Y también es Cortázar en nuestra memoria el hermano mayor que abría caminos compartiendo lecturas y revelaciones, el gran amigo, el de la voz clara que preservaba la infancia y señalaba los destinos borrascosos de la historia latinoamericana, el que podía hacer circular un manifiesto apasionado a favor de los desaparecidos y escribir una carta de conmovida admiración a Susana Rinaldi.
Traductor de Gide y de Chesterton e intérprete oficial en la Unesco, fue capaz de ser amigo de Octavio Paz y también de Fidel Castro, adherente a la Revolución Cubana cuando lo sintió necesario y denunciante cuando lo supo necesario. Fue arriesgado, dispuesto al cambio, cordial y vital: un hombre a tono con las difíciles condiciones de su tiempo, con el cual se comprometió y en el cual se inspiró para crear una escritura nueva, íntima en ocasiones, a veces coloquial, otras veces erótica o lúdica, iluminada por grandes acentos de desgarramiento humano y de piedad e indignación profética. Una decidida vocación de universalidad lo impulsaba a una actividad omnívora que abarcaba enormes y sustanciosas lecturas e inspiraba la familiaridad con plásticos sobre los cuales dejó importantes escritos, un gran amor por la música contemporánea, la libertad de experimentación manifiesta en sus colecciones o invenciones de juguetes y máquinas imprevisibles, la voluntad permanente del viaje, el arraigado y diferente sentido del humor. También lo guiaban la curiosidad y el interés con que seguía los experimentos de percepción extrasensorial, y su propia capacidad para ponerse en contacto con las zonas limítrofes del conocimiento.
Generacionalmente, Cortázar representa el último embate de la vanguardia latinoamericana, cuando trastrueca el género narrativo en ese proyecto extraordinario que es Rayuela, una obra que debe tanto, por su capacidad de transformación del lenguaje y de las técnicas narrativas, a autores tan diversos y opuestos como Witold Gombrowicz, Leopoldo Marechal y James Joyce. Con los autores contemporáneos comparte el propósito de hacer de la literatura un objeto de la literatura, pero se aleja del acostumbrado cinismo posmodernista, y de las consignas que imponen lo light y lo cool como mandamientos supremos de la estética moderna, por su apasionamiento indomable y su búsqueda permanente de absoluto. Cortázar concibe la literatura, en la huella de los románticos alemanes y los surrealistas franceses, y en el ámbito de las teologías heterodoxas del hombre nuevo, como una experiencia capaz de transformar al hombre a través de una revolución radical de lo imaginario y del lenguaje. Lo interesante fue su manera de cuestionarse a fondo, a través de las dos revoluciones a las que adhirió, la surrealista y la socialista, sin traicionarse nunca a sí mismo. Siguió así un camino solitario entre opciones erizadas de dificultades, rupturas y malentendidos. Lo llamaríamos, sin desmedro ni ironía, un utopista crítico y un memorable maestro; pero también lo recordamos como un mentor irreverente, un defensor leal y valiente de autores incómodos o aparentemente marginales, como Marechal, Martínez Estrada y Pizarnik; un permanente vigía de lo desconocido, y un escritor imprescindible en el mapa de nuestra literatura.

Entrañable fue la amistad entre Cortázar y Pizarnik, en el París de fines de los sesenta. Acaso ella había explorado más a los medievales y él supiera más de jazz, pero lo importante es que en esa generación aparece, con ellos dos, un lector argentino mucho más universal, ávido e irreverente que los anteriores, a caballo entre el francés y el inglés, incorporado a la tradición latinoamericana de dialectos urbanos y de rechazo del español académico. Un lector abierto, además, a un nuevo tipo de poética transgresora, que en la década del cincuenta no había hecho aún su irrupción visible entre nosotros. Ninguno de los dos se deja contener en la huella de Borges, y su exploración por las fronteras de lo irracional o lo perverso tiene que ver con una suerte de insubordinación frontal con respecto a la estética de los círculos oficiales en aquel tiempo. Una sublevación permanente late en los escritos de ambos, salpicados de citas esotéricas, salvoconductos de un mundo dinamitado que exploraban con pasión insobornable. Les interesaban los escritores europeos contestatarios o diferentes: Beauvoir, Pasternak, Schulz, Gombrowicz. Ellos mismos habían asumido el riesgo de la marginalidad, internándose en un París fascinante pero también feroz, sumamente distinto y distante de los círculos porteños, emisores de fáciles seguridades, y los dos habían emergido de esta prueba como nombres fuertes, emblemas de encuentro para una nueva generación sedienta de un lenguaje que funcionara como documento de identidad epocal.

Verdaderamente extraordinaria es la lectura que hace Pizarnik del cuento de Cortázar "El otro cielo", (Todos los fuegos el fuego,1966). De este artículo ha dicho con razón Cobo Borda que es "el más perspicaz de los artículos de Pizarnik": un texto "donde la sombra de Lautréamont sobrevuela como un vampiro sobre su presa". La lectura de Pizarnik es vertiginosa: una espiral negra que se va hundiendo en un giro de interpretaciones cada vez más profundas, sometiendo cada párrafo a una vuelta de tuerca ulterior, hasta que el ajuste, impecable, se vuelve de algún modo irrespirable. No estamos leyendo una crítica, sino que nos sumergimos en una atmósfera de densidad asfixiante, pero también alucinatoria. Los lugares de paso son metáforas de lo ominoso: "Galerías y pasajes serían recintos donde encarna lo imposible", acotará Pizarnik con su inimitable precisión para apuntar al sentido secreto de los símbolos.

El pasaje, físicamente representado por una galería, se da entre el relator, un opaco corredor de Bolsa que se traslada oníricamente de París a Buenos Aires, y sus dos dobles: un asesino que acaba por ser atrapado y un muchacho sudamericano que carecerá de nombre, como el protagonista, pero en quien se bosqueja una suerte de autorretrato del mismo Cortázar. "Un hombre joven, muy alto y un poco encorvado" que habla el francés "sin el menor acento", y "parece un colegial que ha crecido de golpe". El asesino es desenmascarado y sentenciado; simultáneamente, el muchacho sudamericano muere, oculto en su bohardilla, tan misterioso y solitario en su final como a lo largo de su trayectoria bohemia. El protagonista siente que las dos muertes son simétricas. Como lo anota Pizarnik, "el corredor de Bolsa logra eximirse de las más terribles confrontaciones con la locura y con la muerte; sin embargo, entiende que con ello dejó pasar la ocasión de salvarse de no sabe qué cosa." Aquello de lo que hubiera podido salvarse es, precisamente, la oscilación entre París y Buenos Aires, el tercer exilio real que proviene del espacio híbrido que habita, el "perdurar indefinidamente en la ambigüedad". "El protagonista afirma que no se atrevió a dar el paso definitivo. A lo cual agrego una conjetura propia: no importa si no se animó a dar el paso definitivo porque alguien lo ha dado en su lugar. Ese alguien es su doble: un poeta que se extravió en la busca de las cosas que nos conciernen fundamentalmente." Porque en realidad el sudamericano es una proyección de Lautréamont, el autor del epígrafe con el que Cortázar encabeza el relato, sin aclararnos su origen.

En el criminal, Lautréamont también ha desplazado su veta de asesino inconsciente; en el muchacho sudamericano, que vive y escribe, como él, en una bohardilla parisiense, su fervor por la noche, la poesía y la disolución. El protagonista de Cortázar queda en un limbo irresoluble: eco lejano, desprovisto a la vez de la crueldad del asesino y de la soledad misteriosa, desembocando en muerte, del muchacho sudamericano bebedor de ajenjo. Dividido entre Buenos Aires y París, el corredor de Bolsa --apelación siniestra si las hay-- desaparece en un destino de penumbra sin espejos, imagen de una muerte definitiva. Porque el doble es la garantía de la inmortalidad: "el mentís definitivo a la omnipotencia de la muerte", como lo ha dicho Otto Rank.

El criminal y el poeta mueren juntos, en un escombro de ruinas circulares. Pero el corredor de Bolsa, a su vez, ha quedado sin pasaje al otro cielo, ya que sus dobles, que en realidad son sus creadores, no están más allí para convocarlo: no es quien viene primero sino quien se aventura más en el territorio de la noche humana el que detenta el poder de crear a su doble. Golem deshabitado, el corredor de Bolsa caminará como un autómata, porque se ha negado o no ha tenido el coraje o la insensatez de responder a las invitaciones extremas de la locura y de la muerte. Tales confrontaciones, como sabemos, no fueron ajenas al destino de Pizarnik que, como Lautréamont, no se negó al paso definitivo, privilegio de aquellos "que buscan las cosas que nos conciernen fundamentalmente".

Algo de la indecisión cortazariana se refleja en su diálogo con Prego, en La fascinación de las palabras:

"Prego: Como escritor, ¿creés tener algún defecto insanable?
"Cortázar: Sí. No tener el coraje suficiente para llevar adelante algunas experiencias que he entrevisto en el campo mental y que no he traducido, no he llevado a la escritura porque he sentido que rompía totalmente los puentes con el lector. Y si el lector me era totalmente indiferente en mi juventud, ahora no lo es."

Mucho queda por decir sobre el sentido misterioso de las experiencias a las que se refiere Cortázar. Algunos testimonios suyos, sin embargo, nos empujan a un paisaje cercano a ese lugar de lo imposible en que fermenta toda gran poesía. Acaso él y Pizarnik también fueron dobles mutuos, desafiándose en un camino de audacias y riesgos por los que ambos pagaron alto precio. Cada uno a su modo, ambos fueron fieles a la búsqueda de las cosas que nos conciernen fundamentalmente.
Por Ivonne Bordelois

17.9.10

El encuentro que no fue: Cortázar y Alfonsín

Pocas semanas antes de su muerte, el autor de Rayuela visitó por última vez la Argentina. Todavía persiste la polémica de por qué Raúl Alfonsín, que asumiría días después, no lo recibió.

Son los últimos días del último gobierno militar de la Argentina: comienza diciembre de 1983. El presidente es el general Reynaldo Bignone, aunque a sus órdenes ya nadie les presta oídos. Un ciclón de ilusión colectiva de factura heterogénea envuelve el velorio de la dictadura, el advenimiento mesiánico de la democracia, la llegada al poder, en fin, de ese político de carrera tradicional, ala centroizquierdista del radicalismo, prefigurado representante monopólico de lo nuevo, que viene de ganar los comicios del 30 de octubre con el 51,75 % de los votos, es decir, de infligirle al peronismo la primera derrota de su historia.


El presidente electo Raúl Alfonsín ha instalado su cuartel general en el piso más alto del hotel Panamericano, frente al Obelisco. Por allí pasa, en esas horas, la realidad argentina, que rebota en el atestado lobby de la planta baja. Alfonsín y decenas de los suyos están consagrados a armar el gobierno, resolver la transición, decidir las primeras medidas, ofrecer cargos, pulir el repliegue castrense. El hotel transpira poder. Pero todo está impregnado de ese estilo multitudinario, poco amistoso con la eficiencia administrativa, de convención radical: hay bullicio, rumores, desorden. Por si faltara ruido, al lado se aloja Menudo. Adolescentes menos politizadas chillan las 24 horas.

Son los últimos días del último gobierno militar de la Argentina. Julio Cortázar acaba de llegar a Buenos Aires, donde no desembarca desde 1973 cuando presentó Libro de Manuel. Atraído por el momento histórico, por las amistades, por los rincones que lo conmueven, esta vez, además, viene a ver a su madre y a su hermana. ¿O viene a despedirse? Hay dos interpretaciones. Una, que el escritor ya sabía la prisa de su enfermedad (moriría en París el 12 de febrero, nueve semanas después). Otra, que no concebía aún una despedida: en sus planes estaba volver.


Cortázar pasa seis días muy activos. Participa en encuentros sociales en su honor, concede entrevistas periodísticas, camina por Buenos Aires y lo emociona la reacción de la gente, que lo reconoce, lo venera, le pide autógrafos, le regala jazmines. Muchos son lectores veinteañeros, a quienes, llamativamente, el eterno rostro juvenil no les pasa inadvertido.


Buenos Aires hierve de reclamos y esperanzas. Y el autor de Rayuela, nacido en Bélgica y nacionalizado francés al final de su vida, que se exilió en París en parte por su antiperonismo irreductible, comprometido intelectualmente con las insignias de la izquierda ortodoxa deja aquel germinal diciembre argentino sin ser atendido ni saludado por Alfonsín. Ni por nadie del elenco de Alfonsín, o de la nueva democracia, en su nombre. No habrá rencor, tampoco tiempo para que lo haya.


Lo más amable que se puede encontrar hoy en los resúmenes de la vida de Julio Cortázar dice que en aquella postrera visita a Buenos Aires las autoridades ignoraron su presencia. Es una afirmación irrefutable. ¿Pero cuál fue la causa de la ignorancia?


En algunos círculos intelectuales se ha sostenido a lo largo de estos veinte años que el hecho de que Alfonsín no lo hubiera recibido fue una decisión política, nada casual, todo lo contrario de lo que dice el ex presidente: que se trató de un error mundano, de un malentendido. Alfonsín responsabiliza a su secretaria, Margarita Ronco, quien, en consonancia, se autoincrimina. Ambas hipótesis, la intencional y la accidental, parecen compartir el reconocimiento de que la omisión constituyó una afrenta imperdonable.


El principal sostenedor de la primera fue Osvaldo Soriano. Tres años antes de morir, escribió en Página 12 (20/3/1994) su versión: "Cortázar nunca solicitó una entrevista con Alfonsín, a quien apreciaba sin hacerse demasiadas ilusiones. Fuimos algunos de sus amigos, que teníamos también muchos amigos radicales, los que pensamos que un presidente electo con un discurso de democracia y derechos humanos, rodeado de intelectuales más o menos progresistas, tenía el deber de recibir a un escritor ejemplar (...) Solari Yrigoyen hizo todo lo que pudo para persuadir a Alfonsín. Hizo algo más que pedirle a Margarita Ronco que incluyera a Cortázar en una agenda o que lo guardara en su resbaladiza memoria. Yo mismo hablé con asesores y futuros funcionarios de Alfonsín, les dí un número reservado de teléfono y les indiqué la hora a la que podían llamarlo". Concedía que, si bien Alfonsín no recibió a Cortázar por razones políticas, "es posible que, de saberlo enfermo, lo hubiera hecho para evitar las consecuencias de la negativa". Pero su versión aparecía rotunda: "Radicales más confiables que Alfonsín y su secretaria me dijeron que el nuevo presidente y algún intelectual de los que se pegaban a él estimaban inconveniente el encuentro con un escritor ?comprometido´, que vivía en el exterior y acompañaba a los exiliados".


Biógrafo de Cortázar, Mario Goloboff escribió, asimismo, que "mediaron los fuertes compromisos de Cortázar con la izquierda". "Mi impresión --insiste ahora Goloboff ante LA NACION-- es que un consejero le dijo a Alfonsín que no convenía."


En cambio, Dante Caputo, uno de los protagonistas de aquellas horas agitadas en el Hotel Panamericano, recién nombrado canciller, apenas si recuerda el episodio, pero al analizarlo no le encuentra sentido. "Con el momento que se vivía, habiendo ganado las elecciones con el voto progresista, a menos de dos semanas de firmar el decreto que ordenó procesar a las juntas militares, pensar que el presidente podía tenerle miedo al costo político de recibir a Cortázar es insólito." Caputo acepta como verosímil la teoría de que la cita se traspapeló. "Acuérdese del caos que era el Panamericano", dice.


A Hipólito Solari Yrigoyen, actor central de la versión de Soriano, no le cuesta evocar el desencuentro, pero, diplomático al fin, expresa: "no tengo una opinión formada sobre lo que ocurrió". Después cuenta: "Yo hice la gestión, pedí la entrevista, aunque pasaron tantos años que ya no recuerdo a quién y, bueno, Margarita (Ronco) dice que a ella se le pasó. Yo le tengo un gran respeto y además me consta que es gran lectora de Cortázar, llora cada vez que se acuerda".


Es el turno, pues, de escuchar a la secretaria de Alfonsín, quien va a repetir la historia conocida de que olvidó formalizar, agenda en mano, el encuentro. Sin embargo, revela detalles curiosos. "Uno de esos días en que todo era un loquero participé en una comida en honor de Cortázar, en la casa de María Elena Satostegui, donde había bastante gente; fue una gran emoción conocerlo. Cuando me despedí le dije algo así como ?ya se va a ver con mi jefe´. Y él dijo: ?¡qué bien, qué bien!´. Al día siguiente le conté esa cena a Alfonsín, le dije que Cortázar ya vendría a verlo y Alfonsín asintió, pero en ese momento no fijamos una hora ni nada. Días más tarde veo por la televisión que Cortázar es entrevistado en la puerta del Panamericano; bajé desesperadamente, pero no estaba, entonces lo llamé a Hipólito (Solari Yrigoyen) y me dijo que Cortázar se había ido. Evidentemente el reportaje era grabado. Todo fue muy rápido. Pensamos que volvería."

Otros allegados a Alfonsín niegan haber tenido injerencia alguna en el lamentable trámite, pero les resulta más acorde con el ambiente una desprolijidad que un cálculo. El dramaturgo Carlos Gorostiza, primer secretario de Cultura radical, dice: "En ese momento de gran tumulto político yo no supe que estaba Cortázar acá, me enteré después y, también, de las quejas por la desatención. No recibí ningún pedido de audiencia. Pero, fíjese, antes de asumir hicimos un encuentro con artistas e intelectuales, recuerdo que estuvo Borges, y me llamaron Astor (Piazzola) y Soriano preguntándome por qué no los había invitado a ellos; yo no había hecho las invitaciones y me indigné porque se los había dejado afuera; era todo muy improvisado".


Luis Brandoni, nombrado en esa época asesor cultural ad honorem, afirma: "no sé qué ocurrió, bien podría haberlo recibido; no creo que haya sido por conveniencia política, porque Alfonsín tomó compromisos mucho más grandes y más polémicos que lo que podría representar recibir a Cortázar". Alguien que prefiere no ser mencionado lo escuchó despotricar alguna vez a Alfonsín contra la decisión de Cortázar de adoptar (en 1981) la nacionalidad francesa, pero en verdad quienes sostienen que el desencuentro fue deliberado no se apoyan en una supuesta falta de simpatía, ni siquiera en el dato de que el ex presidente, lector de clásicos y de libros de ciencias políticas, jamás militó entre las multitudes adictas a los cronopios.


El propio Alfonsín no pudo ser contactado para esta nota en Madrid, donde participa en la reunión de la Internacional Socialista, pero uno de sus confidentes, Raúl Alconada Sempé, se hizo cargo del recuerdo del ex presidente: "Hace poco --relató el ex vicecanciller-- le comenté un cuento extraordinario de Cortázar que acababa de leer y le pregunté si lo había conocido. Me dijo que lamentablemente no, lo lamentó con sinceridad, y le echó la culpa a un ?desencuentro tonto´. Y yo le creo".


En el mejor de los casos, es esa la clase de errores que no tiene reparación. Cortázar partió, acariciado por la efusividad de sus compatriotas. Pero, víctima de la improvisación, de las especulaciones mezquinas o de ambas cosas, privado del honor formal que merecía.

Por: Pablo Mendelevich